Friday, September 30, 2005

Descubrí a EDGAR MORÍN


Mi primera aproximación al pensador


En la búsqueda de entender las diversas cuestiones que impactan mi quehacer profesional - trabajo con personas, con sus experiencias, con sus conocimientos, para que ellos, a su vez, desarrollen competencias en otros – me encontré con Edgar Morin. Su nombre lo escuché a un compañero de actividad, quien con seguridad leerá este escrito y abrirá una conversación conmigo. Luego descubrí en la televisión el Proyecto Universidad Mundo Real Edgar Morin, de Hermosillo, México. A partir de allí a Internet y a la lectura. Aquí comparto mi primera aproximación al pensador.

Edgar Morin nace en francia el año 1921. En el año 1940 se une al Partido Comunista en Francia, impulsado por la invasión nazi a su país. Posteriormente se une como voluntario al primer ejército de ocupación en Alemania. En el año 1946 es marginado por “el partido” y vive un exilio interno, para ser excluido definitivamente el año 1949. A partir de ese año comienza a sistematizar sus reflexiones y escribe “El hombre y la muerte” (una perspectiva múltiple que va de lo biológico a lo mitológico). Ya en el año 1967 sus investigaciones “transdiciplinarias” son consideradas “heréticas”. Fecha en la que conoce la revolución genético biológica y se inicia en las teorías de la autoorganización, de sistemas, de la información y la cibernética. En la década de los 70 inicia la búsqueda de un método no cartesiano para el estudio de la complejidad, que le llevará más de 20 años de desarrollo. Finalmente en el año 1997 el Ministerio de Educación de Francia lo invita a prestar un plan para la reforma educativa. Ha recibido condecoraciones de la UNESCO y varios países de Europa.

El pensamiento complejo

Edgar Morin es conocido mundialmente por sus aportes a la reflexión epistemológica y transdiciplinar, en la perspectiva de integrar las diferentes disciplinas en una ciencia multidimensional del hombre en el contexto de un paradigma de la complejidad. Postula que se requiere de un pensamiento que se dé cuenta de que el conocimiento de las partes depende del conocimiento del todo, y que el conocimiento del todo depende del conocimiento de las partes. Un pensamiento que reconozca y analice los fenómenos multidimensionales en lugar de aislar, mutilando, cada una de sus dimensiones; que reconozca y analice las realidades que son al mismo tiempo solidarias y conflictivas; y que, por supuesto, respete lo diverso y que al mismo tiempo reconozca la unidad. Por tanto, señala, que se necesita una reforma del pensamiento, que sea capaz de considerar el contexto y lo complejo. Un pensamiento que vincule y afronte la falta de certeza.

Para iniciarse en su pensamiento se requiere rigor conceptual, abordando cuestiones aparentemente básicas como “lo simple y lo simplificado”, “lo complejo” – que en una rápida aproximación podemos entenderlo como un “tejido” de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados, en una paradójica relación de lo uno y lo múltiple, una mezcla íntima de orden y desorden – estar atentos al influjo de las ilusiones para no caer en la tentación de creer en eliminar la contradicción, la incertidumbre y lo irracional.

No es fácil introducirse en su pensamiento. Un camino que podemos explorar es a través de las consecuencias de sus reflexiones. Por ejemplo cuando dice que se deben repensar las reformas. Las reformas educativas llegan a un punto muerto cuando se impulsan cambios en las instituciones sin haber reformado previamente las mentes, pero luego agrega que no se pueden reformar las mentes si no se reforman primero las instituciones. Entonces ¿qué?. Debemos iniciarnos en la reforma del pensamiento. Ese es el desafío. ¡Ya está lanzada la invitación!

Camilo Ríos
Valdivia, Chile.


Saturday, September 17, 2005

Chilenos en el extranjero,...




Vivir fuera del país



La foto que ilustra este artículo muestra a cuatro chilenos: dos que se van a vivir fuera y dos que se quedan en el país y que los despiden con cariño y buenos deseos. Hace días atrás despedimos a Marly y Gino. Partieron a España con sus hijos y sus maletas cargadas de esperanzas. Asumiendo el desafío, como todo inmigrante, de “volver enriquecidos” y colaborar con su país. Al partir sin la certeza ni el conocimiento claro respecto al sacrificio que involucra la aventura, pero con la íntima convicción de lograr el propósito: ella, obtener el anhelado doctorado; el resto, ser soporte afectivo y de paso ampliar visiones de mundo y desarrollar nuevas capacidades. En definitiva: crecer y ser mejores personas.

Así nuestros amigos pasan a incrementar las cifras de chilenos patiperros: suman, según los resultados del primer censo de chilenos en el extranjeros[1], 875.781 personas. Esta cifra se alcanzó a través de los chilenos que voluntariamente se acercaron a las embajadas o consulados o completaron el formulario por Internet, por lo que podría considerarse que si contamos a los que no dieron su información, la cifra puede llegar a un millón de chilenos patiperros.

Pero a este casi millón de chilenos ¿qué los impulsa a vivir en el extranjero?. El mismo censo descubrió que cerca del 50% se aleja de la patria por razones laborales, en busca de oportunidades que su patria no les ofrece. También un número no considerable de compatriotas emigraron obligados en la década de los 70 y 80 buscando refugio de la persecución implacable de la dictadura militar. Muchos de ellos ya no volverán: ellos ya no son los mismos ni el país que dejaron es el mismo. El 3% de patiperros corresponden a chilenos que viajan por motivos de estudios: es el caso de Marly.

El tema de vivir fuera de la patria o del lugar de crianza, es un tema testimoniado una y otra vez. Más intensamente esta experiencia la viven los políticos, los artistas y los estudiantes.

En una oportunidad a un retornado político le escuché: “vivir fuera es vivir el desarraigo, ... se añora la patria y se recuerda a los que se quedaron”. Difícil y doloroso trance. El gran tema de esos compatriotas es cómo vivir su gran compromiso ciudadano en un país que no es el propio. “Somos ciudadanos sin derechos, ... vivimos en un hoyo negro”, reiteran. No tienen, por ejemplo, derecho a voto ni en el país que los acoge ni en el propio. Este tema, con la recién entrenada Constitución[2], será muy pronto remediado.

Para los artistas, especialmente para los escritores y poetas, el vivir fuera significa romper con los automatismos cotidianos y ubicarse en planos distintos de realidad, caldo de cultivo para la creación literaria. Nuestro Pablo Neruda, viajero incansable, cuando donó sus libros a la Universidad de Chile dijo que “el poeta no es una piedra perdida y que tiene dos obligaciones sagradas: partir y regresar”. El influjo de otras culturas, de paisajes, de otros olores y colores, de otras historias estimulan la sensibilidad y el amor carnal por la patria lejana.

En el poema “Regreso” de La Barcarola de Neruda convergen los temas de la navegación y el retorno. Allí el poeta le dice a su amada Matilde Urrutia:

“Amor mío, en el mar navegamos de vuelta a la raza,

a la herencia, al volcán y al recinto, al idioma dormido

que se nos salía por la cabellera en las tierras lejanas...”

En el poema “A Howard Fast” que lee en Ciudad de México, en un acto de apoyo a ese novelista que había sido encarcelado, Neruda dice:

“Yo no soy de aquí, yo soy de Chile, allá lejos

están mis camaradas, están mis libros, está mi casa

frente a las olas gigantes del Pacífico frío...”

Y los chilenos que salen a estudiar fuera, buscando la técnica y el conocimiento para aportarla a su regreso, también viven experiencias profundas, muchas veces intimistas y casi intransferibles, ... sin embargo, nosotros esperaremos el regreso de nuestros amigos para que nos compartan sus aventuras en tono potente y cálido, ... tono que no es posible transmitir ni el chat ni a través del correo electrónico. Suerte amigos.


[1] Primer Censo de Chilenos en el Extranjero, estudio encargado por la Cancillería Chilena y aparecido en el mes de agosto de este año, 2005.

[2] Firmada hoy 17 de Septiembre de 2005.

Thursday, September 08, 2005

¿Quiénes son los inmigrantes digitales?



A propósito de los Blog,... ¿Inmigrantes digitales o nativos digitales?

Cuando escuché (o leí) por primera vez la expresión “inmigrante digital” asocié la expresión con viaje de aventureros a mundos virtuales y altamente tecnoligizados, pues en mi inconsciente cultural los inmigrantes aparecen como personas que dejan su hogar y familia con una o varias valijas cargadas de esperanzas. Ciertamente que el viaje esperanzador al mundo digital tiene características similares al viaje de tantos y tantas inmigrantes que se aventuran a buscar una vida mejor en tierras lejanas. Pero, ¿quiénes son los inmigrantes digitales?. En el año 2001 un chileno llamado Lorenzo Vilches[1] reflexiona sobre los cambios sociales que experimentan los usuarios de la televisión debido a un proceso de migración digital, que supone el desplazamiento hacia un mundo altamente tecnificado, una nueva economía creada por las tecnologías del conocimiento, donde el cambio es la información y ésta otorga una nueva identidad. En este contexto, el mundo no se divide entre ricos y pobres, sino entre los que están informados y aquellos que han quedado fuera de estas tecnologías. Además, la aparición de las nuevas tecnologías y la internacionalización de los mercados afectan las conductas de los usuarios, que gracias a la interactividad se convierten en manipuladores de contenidos, afectando también la forma de conocer, archivar y encontrar las imágenes que produce la sociedad, señala Vilches.

Sin embargo, estas reflexiones de mi compatriota Roberto Vilches no dieron respuesta a mi pregunta ¿quiénes son los inmigrantes digitales?, ni se compatibiliza con mi concepto de “inmigrante”. Entonces debo recurrir a la vieja técnica de definir el término por su opuesto: inmigrante / nativo. Inmigrante es la persona que, procediendo de un país, se establece en otro. Nativo es la persona que vive en el país donde ha nacido. Si el “país a conquistar” por el inmigrante es el digital, entonces cabe preguntarse ¿hay en el mundo digital nativos?. ¡Claro que sí!. Cuando aventuro un sí tan categórico lo hago en la perspectiva que estamos conversando en un terreno eminentemente epistemológico, para no cometer el error de Vilches, que pasó por alto esta cuestión con su metafórica expresión “migración digital”, enmascarando las profundas consecuencias educacionales que veremos más adelante, ya que estamos abordando una discontinuidad epistemológica esencial: inmigrantes y nativos. Lo explico: los inmigrantes, en esta lógica, poseen un conocimiento adquirido y no natural a su esencia; los nativos, por haber “nacido” en el mundo digital, poseen un conocimiento “natural”, cultural, casi innato del fenómeno digital. Los llamados inmigrantes son los que estarían dentro de la franja entre 35 y 55 años. “Los chicos que hoy tienen entre 5 y 15 años serían la primera generación mundial que ha crecido inmersa en estas nuevas tecnologías” señala un argentino llamado Alejandro Piscitelli.[2]

Respondida la pregunta ¿quiénes son los inmigrantes digitales?, cabe hacerse otra para dar continuidad a nuestra inquietud epistemológica y para visualizar las consecuencias educacionales que mencionaba anteriormente, ¿Los profesores son “inmigrantes digitales” o víctimas de la falta de formación en las tecnologías de la información?. Obviamente que antes de responder esta pregunta debemos tener resuelta otra: ¿Las TICs son enemigas o aliadas de la educación?. La respuesta es obvia y clara: son aliadas. Aquí no se trata sólo de actualizar a los docentes en los contenidos de hoy, sino de introducir decididamente las nuevas tecnologías en la escuela, aún cuando “inmigrantes digitales” tengan la responsabilidad de enseñar a los “nativos” cuestiones que para ellos son propias de su cultura, donde la cultura del libro de texto se mira con sospecha y se privilegia la cultura digital e Internet. En esta perspectiva una investigadora[3] sostiene que el libro fue un elemento democratizador y uniformizador. El aprendizaje significaba almacenamiento que se podía sacar ante una pregunta. Pasar a la cultura de Internet significa investigación para el conocimiento. Con Internet, creo, hay más oportunidad para desarrollar criterios de búsqueda y habilidades de investigación.

Finalmente, como todas las cosas, no debemos ser tajantes ni radicales: es posible la convivencia entre inmigrantes y nativos digitales. Un joven de 20 años que aprendió a usar el computador después de haber aprendido los saberes básicos, no se puede comparar con un de 10 años que nació con Internet, ya sea de clase media o de bajos recursos. Sin embargo, ambos seguirán usando la informática como cualquier otra materia, como una lengua, entrelazada con las demás actividades como herramienta posibilitadora de otros aprendizajes.

Pero, esta disgregación,... ¿respondió al encabezamiento de este artículo?: "A propósito de los Blog,... ¿Inmigrantes digitales o nativos digitales?". Claro que sí, los autores de blogs son fundamentalmente inmigrantes digitales,... o ¿también encontramos nativos?.

Camilo Ríos.

Valdivia, Chile. 08 de Septiembre de 2005


[1] Lorenzo Vilches “La Migración Digital”, Colección Estudios de Televisión de Gedisa.

[2] Alejandro Piscitelli, Gerente del portal Educ.ar, Argentina.

[3] Susana Finquielevich, doctora en Ciencias Sociales e investigadora de Conicet.